¿Es bueno conservar recuerdos de la infancia? Hoy en día, la sociedad consumista nos empuja a deshacernos de las cosas viejas para dejar espacio a lo nuevo, como si solo los objetos recién estrenados tuviesen valor. También se promueve la idea minimalista de tener, únicamente, cosas que nos puedan ofrecer un uso práctico.
Al mismo tiempo, la tecnología nos ofrece la posibilidad de digitalizarlo todo, aunque con ese proceso se pierda la esencia de lo material. Está muy bien intentar no caer en la acumulación, pero ese afán de deshacernos de todo no es tan positivo como parece.
Por qué es importante conservar los recuerdos de la infancia
Son nuestras pertenencias más antiguas las que nos conectan con el pasado y nos traen de vuelta a esos momentos tan felices de nuestra vida.
Las corrientes filosóficas de moda nos hablan mucho de la importancia del desapego y nos invitan a viajar ligero para alcanzar más fácilmente la felicidad. Sin embargo, lo material tiene un valor muy importante, y es que hay objetos que funcionan como una especie de talismán capaz de activar esa tecla en nuestro cerebro que nos devuelve de inmediato a un instante especial. Dicho de otra forma: nos ayudan a recuperar recuerdos y emociones de nuestra memoria.
Seguro que en tu infancia tenías una cajita con pequeños tesoros muy importantes para ti. Y cada vez que la revisabas sentías un montón de cosas, pues lo mismo ocurre en la edad adulta. Pero vamos a ver con más detalle por qué es tan significativo conservar algunas cosas de la infancia.
Valor cultural
Los recuerdos de la infancia y la adolescencia no son solo objetos, sino que cuentan historias valiosas sobre nuestra trayectoria personal e incluso nuestra cultura. Son como una ventana al pasado que nos muestran cómo eran las cosas y las tradiciones en otras generaciones. Mantener estos recuerdos nos ayuda a conservar nuestra identidad.
Crecimiento personal
Nuestros recuerdos materiales son como un diario de vida que nos permite ver nuestro progreso y evolución a lo largo del tiempo. Al mirar hacia atrás, podemos aprender de nuestras experiencias, celebrar nuestros logros y también reconocer las lecciones que hemos aprendido en el camino.
Sentido de pertenencia
Cada recuerdo es una pieza de nuestro rompecabezas personal. Nos ayudan a definir quiénes somos, ya que contienen la esencia de nuestros momentos más relevantes, nuestras relaciones y nuestras pasiones. Además, compartir estos recuerdos con seres queridos crea lazos emocionales más profundos y nos hace sentir parte de algo más grande.
Valor emocional y consuelo
Los recuerdos materiales tienen un valor emocional incomparable. Son como abrazos del pasado que nos reconfortan en momentos difíciles, nos hacen sonreír recordando momentos felices y nos recuerdan que al final, todo pasa.
6 cosas de la infancia de tus hijos que debes conservar
Conservar recuerdos materiales es mucho más que simplemente guardar objetos viejos, es preservar nuestra historia, nuestra identidad y nuestra conexión con lo que realmente importa en la vida: nuestros momentos, nuestras relaciones y nuestras emociones.
Si tienes hijos y quieres saber cuáles son las cosas más importantes a conservar para cuando sean mayores, toma nota de estas ideas.
1. Fotos en papel
Con la popularidad creciente de los smartphones y cámaras digitales, las fotos impresas han pasado a un segundo plano y con ellas, ese valor especial que solían tener.
A pesar de que ahora tenemos la facilidad de almacenar miles de fotos en nuestros dispositivos, no podemos negar el encanto y el significado único que tienen las fotos en papel, colocadas con cariño en un bonito álbum. Esas fotografías que aún conservamos de momentos especiales, de aquel viaje inolvidable o de celebraciones familiares, tienen un valor sentimental que va más allá de lo digital.
2. Su peluche preferido
Los peluches pueden ser muy especiales. Aunque estén un poco desgastados o rotos, siguen siendo un tesoro cargado de significado.
Los niños se abrazan a ellos para sentir confort en los momentos de tristeza, frustración o miedo, y los convierten casi en un alter ego; son más que simples juguetes. No importa la edad que tengamos, conservar su peluche favorito es una manera de mantener viva esa conexión con ellos. Es uno de esos recuerdos de un bebe que merece la pena mantener en casa.
3. Su cuento favorito
Los cuentos de la infancia tienen un lugar especial en nuestro corazón. Aunque lo conozcamos de memoria, no nos cansábamos de escucharlo una y otra vez. Puede que incluso tú hayas conservado un cuento favorito para leérselo a tus propios hijos.
Conservar los libros ilustrados favoritos de tus hijos es uno de los recuerdos materiales más bonitos que podemos tener, no solo por el valor intrínseco que tienen los libros de por sí, sino también por lo que les hacía sentir.
4. Colecciones de cromos
Los cromos tienen ese encanto atemporal que nos transporta a nuestra infancia. Cada época tiene sus modas, pero la emoción de coleccionar e intercambiar cromos repetidos para completar un álbum es una sensación que todos los niños y niñas deberían disfrutar.
Quien dice cromos, dice cualquier otro objeto coleccionable: figuritas de dinosaurios, legos, piedras especiales, etc. Las colecciones requieren meses o años de dedicación, así que son recuerdos que no se deben tirar.
5. Libros o cuadernos escolares
Los libros y los cuadernos escolares pueden ser verdaderos tesoros llenos de recuerdos. Siempre es interesante guardar algunos elementos representativos de cada etapa, como dibujos de los primeros trazos, su primer boletín de notas, un examen del que se sintió especialmente orgulloso o alguna redacción divertida.
Este tipo de recuerdos tienen un valor sentimental incalculable. Guardarlo todo de la etapa escolar sería imposible, pero sí merece la pena conservar al menos un par de libros o cuadernos.
6. Manualidades y ropa especial
Los regalos hechos a mano durante la infancia son tesoros que debemos guardar con cariño, al menos los más especiales, los que fueron hechos con una dosis extra de cariño o que coincidieron con una etapa vital más cargada de emociones.
Y qué decir de los recuerdos de sus actividades extraescolares. El traje de fútbol, las zapatillas de ballet, el traje de sevillanas o la medalla de final de curso de natación. Cada uno de estos recuerdos nos transporta a momentos llenos de alegría y orgullo, y nos recuerda el esfuerzo y la dedicación que pusieron en cada actividad.
Como ves, hay muchos motivos para conservar con nosotros los recuerdos de la infancia de nuestros hijos. Si el problema es el espacio, puedes recurrir a un servicio de almacenaje fuera de casa. En Grupo la Nave, tenemos trasteros adaptados a las necesidades de cualquier familia y cualquier bolsillo.