Vivir en casa de los padres tras haberse independizado previamente genera siempre cierta sensación de frustración, pero la realidad es que si se plantea bien la situación, no debe ser difícil encontrar la fórmula para llegar a una convivencia cordial.
Los motivos para que se den estas situaciones pueden ser volver a casa de los padres después de una separación o enfrentarse a dificultades económicas. Como consecuencia del Covid 19, también se produjeron muchos casos similares. ¿Sabrías cómo actuar en estos casos?
Cómo volver a vivir en casa de los padres: claves para una buena convivencia
El objetivo principal cuando se produce un reencuentro de la familia en el ámbito de la convivencia es que la coexistencia sea lo más cordial y beneficiosa posible. Esto obliga a buscar nuevos acuerdos y normas, ya no sirven las que existían antes de la independencia de los hijos.
Comprender al otro y asumir pérdida de espacios propios
Verse obligado a volver a casa de los padres no es una situación deseada. Suele estar producida por crisis vitales de importancia y va a suponer que ambas partes pierdan independencia.
Tus padres perderán intimidad y tranquilidad y tú como hijo experimentarás un cambio de modo de vida, más limitación en tu libertad y la sensación de estar constantemente controlado. Además, es muy probable que no puedas reutilizar todas las pertenencias que tenías cuando vivías independizado, por falta de espacio.
En esos casos, una opción interesante es la que ofrece Grupo La Nave, con sus servicios de alquiler de almacén. Allí puedes mantener intactos y en perfecto estado enseres para los que no hay suficiente espacio en la vivienda familiar.
De este modo, si vivo en casa de mis padres, el primer paso para acercar posturas es que cada parte realice un esfuerzo por comprender a la otra. Esto también incluye a otros miembros familiares, véase el caso de hermanos menores, que pueden haber ganado en protagonismo cuando vivían ellos solos con los padres.
Valorar los beneficios y negociar las nuevas normas
Una vez se asume esta nueva convivencia, hay que valorar los beneficios que implica: sentir la cercanía familiar, ahorro económico y ganar en optimismo para afrontar próximas etapas. Todo esto va de la mano de que cada parte comprenda la nueva situación.
Cuando toca vivir en casa de los padres tras un proceso de este tipo, ellos ya no tienen la presión de cuidar y criar a los hijos, pero tú como hijo tampoco puedes obrar con total libertad. Deberás asumir obligaciones domésticas y adaptarte a ciertas normas que no deben ser las mismas que antes de tu independencia.
Desde el inicio es básico negociar un nuevo acuerdo de convivencia en el que se asuma tácitamente qué se puede hacer y qué no en la nueva situación. Todo esto repercute tanto en las tareas domésticas, en la vida familiar y en la esfera más privada de cada miembro familiar.
Vivir en casa de los padres tras haberse independizado previamente es un proceso complejo, pero que se puede resolver con éxito. Para ello es necesario mucho esfuerzo y comprensión por todas las partes y, en ocasiones, hasta será aconsejable acudir a ayuda profesional.